Obelisco

Tangos

Te vi, clavado en un ayuno
de amigos, de amor y cielo puro…
Yo andaba en mi silencio por Corrientes
con un sueño entre los dientes, lastimado de apretar.
Sentí de pronto, al contemplarte…
tu fría palidez de escaparate.
La lluvia, que lavaba tus ojeras,
azuladas en la espera, a tu lado me mojó.

¡Parecés un payaso, obelisco,
empolvado en el centro del circo!...
Ya las luces, la gente y el ruido
te salpicarán…
Pero yo te comprendo lo mismo,
grandulón sin ternura ni oficio,
que cumplís penitencias de todos
en la gran ciudad.

La noche muere en un suicidio
de pizza, café, cine y domingo…
Corrientes, nido muerto, flor ausente,
se ha quedado sin su gente, sólo está tu soledad.
La lluvia pinta como un llanto,
tu cuerpo en el sudario del asfalto…
Me voy, pero te dejo aquí en tu calle,
arrancadas de Lavalle,
dos violetas de amistad.

Autor(es): Hipólito Torres
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