Herida que sangra

Tangos

Apenado por las cosas que me pasan en la vida
cantaré mi punto alto como nadie lo cantó;
y si canto es pa’ olvidarme mientras me sangra una herida
es una herida invisible, porque es herida de amor.

Ayer tarde vos pasaste por mi lado, presumida,
y llevabas en tu pecho un distintivo de amor,
yal vez fue una conquista pensé pa’ mí enseguida
o el halago de un viejo que se creyó un mocetón...

Sentí celos, sentí odio,
tuve ganas de matarte,
te seguí algunos pasos
sin poderme contener;
pero algo reparable
me retuvo al momento...
como diciendo a mi oído:
“Papito, ¿qué vas a hacer?”

Regresé a mi buhardilla donde estaba nuestra nena
¡pobrecilla!, ella esperaba que volviera su mamá,
pero no quiso el destino; yo regresé con mi pena
y mi herida que sangraba cada vez más, más y más.

Tomé la piba en mis brazos, la besé con amargura
porque el dolor de mi herida más me hacía sollozar,
y pensando en “su mamita”; en vos, ¡mujer vil y perjura!,
la besé mucho en los ojos, pa’ poderme consolar...

Autor(es): Natalio Pavia, Pascual Clausi
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