Nido de amor

Tangos

Una paloma voló de su nido
y por los aires el rumbo perdió,
y la paloma que había partido,
pasaron años y nunca volvió.
Así te fuiste mi negra querida
en la mañana de un lejano abril,
por el enojo que tuve ese día
cuando por celos dudaba de ti.

Hoy conservo, como entonces, tus cositas
en el cuarto donde sola vos reinabas,
pero faltan tus ojazos
que eran lamparitas de pasión.
Y aquellos matecitos que el calor
de tus manos brindaba.
Fuistes flor en el jardín de mis ensueños
y tu voz era en mi cuarto la alegría.
Si supieras lo que sufro
cuando te recuerdo y al pensar,
que por aquel enojo te perdí
y que nunca volverás.

Yo te perdono el mal que me has hecho
ya que no puedo guardarte rencor
pues nunca olvides que llevo en mi pecho
lindos recuerdos de aquella ilusión.
Blanca paloma que un día te fuistes
de nuestro nido, sin decirme adiós.
Ya no perfumas aquel cuarto triste
con la fragancia que lo hace una flor.

Autor(es): Gerónimo Sureda, Antonio Sureda
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