Desengaño
Tangos
Destierro oscuro de la
trasnoche,
certera herida tu
confesión.
Bebí mi cruz de madrugada,
iluso espero tu compasión.
No lo aprendí ni con los años,
si bien la vida me lo
enseñó,
y fue tan doloroso el
desengaño...
¡Ay, cuánto daño tu
traición!
Quedé enganchado en la
estación de ser feliz,
abotonado en lo sabroso
del ayer.
En el afán de estar
mejor,
por evitar tanto bajón,
se fue cegando mi corazón.
Y al recostarme en la
esperanza de un quizás,
tu falsedad mordió de
atrás.
No pude ver esa verdad
primera
que hoy tan fulera se
desnudó.
Frescor de tilos regala el
día,
y tanto llanto quitó el
dolor;
se fue el alcohol con su
emboscada,
la puñalada perdió el
ardor.
Vuelvo a apostar a esa
alegría
que la porfía me arrebató;
me alcanza con saber que
el alma mía,
en su agonía te perdonó.
Autor(es): Marta Pizzo, Quique Rassetto
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